Como cada año el salón principal de la Residencia Santa Cruz se convierte en un improvisado salón de fiesta en el que no podían faltar las ganas de bailar, cantar y brindar, los típicos gorros navideños, matasuegras y los collares de espumillón.
Todos a la espera de una gran fiesta navideña, en la que participan familiares, residentes, voluntarios y trabajadores.
Llegó el momento, el momento de iniciar la fiesta, las copas sobre la mesa, junto a los dulces típicos de navidad, el discurso de la directora o una de las Hermanas dan inicio a la tradicional celebración de nochevieja; de fondo, en la gran pantalla, la imagen de la Puerta del Sol.
Las copas son repartidas y comenzamos con el grito, ¡No os toméis el champán, esperaros hasta el final de las campanadas!, se inician las campanadas con los típicos despistes en los cuartos y las campanadas «Gritado ¡Una!… ¡Dos!… ¡Tres!… ¡Cuatro!.., mientras se escucha el reloj madrileño una y otra vez – ¡Diez, once… y doce! ¡¡¡Feliz año nuevo!!!». Se suceden los brindis y enseguida todo el mundo comienza a abrazarse. Es el momento de repartir cariño y de abrazarnos y felicitarnos quienes convivimos día a día en la Residencia Santa Cruz.
Y después de las campanadas, el baile, que nunca falta. Posteriormente se realiza una rifa, un bingo y para finalizar se deja el vídeo de todas las fiestas, celebraciones, excursiones, actuaciones y actividades que se realizaron a lo largo de todo el año.